Las circunstancias adversas que estamos atravesando ponen de manifiesto la necesidad de adaptarse a los nuevos tiempos, replanteándonos el sistema de enseñanza y de aprendizaje. Hemos pasado de una enseñanza fundamentalmente presencial, a una docencia en línea, una “teledocencia”, un “teletrabajo”. Debemos trabajar conectados pero sin DESESPERAR!!!. Pero ¿cuántos hemos de reconocer que estamos formados para enfrentar esta situación?, ¿qué métodos de enseñanza somos capaces de modificar para tales circunstancias?, ¿cómo desempeñar un rol docente informatizado y en red?,¿qué herramientas se pueden utilizar?, ¿cómo dar respuesta a las variadas necesidades de nuestro alumnado con los medios que tenemos o que conocemos? y sobre todo, ¿cómo evaluar?.
Sin olvidar que para nuestros alumnos, también son tiempos de cambio. Repentinamente están sin clases, aprendiendo/haciendo actividades en sus casas, junto a la familia y a través de la computadora. Lo que genera enojos, quejas, inquietudes, pedido de sentido común en el envío de trabajos, por parte de los padres. En las redes sociales se pueden leer tanto comentarios, críticas alrededor de la cantidad o el tipo de tareas que se mandan a los alumnos, como así también palabras de reconocimiento hacia la tarea que están realizando los docentes en la situación actual. Diversidad de familias, las que exigen más actividades, las que creen que son demasiadas y otras que nunca se han preocupado por obtener información sobre la situación escolar de sus hijos.Un poco de calma, de tranquilidad!!!
Se están aplicando diferentes plataformas para poder dar servicio a miles de alumnos y docentes, que también resultan insuficientes para soportar tanta actividad. Este aspecto también era impensado; una gran cantidad de usuarios, utilizándolas simultáneamente
Por otro lado, la incertidumbre de cómo hacer durante el cese de las clases, con aquellas poblaciones con diferencias socioeconómicas. No todos los niños, adolescentes, familias, tienen conexión a Internet; y ¿cuántas computadoras?. Tengamos en cuenta también que en algunas casas puede ocurrir que algún adulto esté realizando teletrabajo. O la dificultad para acceder a tareas enviadas, al no considerar que los “nativos digitales”, que no lo son tanto, envían ws, utilizan Instagram, pero no saben hacer otra cosa. Sin olvidar que muchos alumnos no siempre tienen el apoyo en la casa o una familia que pueda brindarles ayuda no porque no quieran sino porque no saben.
Otra preocupación que se presenta es el evaluar. ¿Se evaluará lo que ocurra en estas semanas?, ¿cómo?, el alumno ¿ha tenido o no apoyo de su familia?, ¿tuvo los dispositivos necesarios?
Surgirán entonces, estos “docentes creativos”, que se piden seamos en el siglo XXI, con nuevas ideas para seguir creciendo, generar empleos y la base de la innovación y generación de conocimiento. Un desafío el proponer estrategias con la mirada puesta en las competencias, preparar actividades para realizar desde plataformas digitales pero considerando la dificultad de acceso a las tecnologías de muchos alumnos, sin enviar más de las necesarias; no un simple listado de actividades del libro y listo.
Todos tenemos un cerebro creativo, con un gran potencial que se puede desarrollar en diferentes ámbitos, según el interés y el esfuerzo que se ponga en ello. ¡Manos a la obra docentes y alumnos!
La idea es trabajar duro para que nuestros alumnos desarrollen al máximo todo su potencial y como docentes ayudarlos a descubrir sus capacidades y talentos. Los docentes son esos genios anónimos que con pocos recursos resuelven dificultades y crean herramientas para que ingeniosamente los alumnos se beneficien en sus aprendizajes, aunque carezcan de recursos.
Parafraseando a Facundo Manes: “Como ya sabemos bien, no es lo mismo interactuar en redes sociales o por chat que cara a cara…. Nos hace bien mirar a la cara a una persona, dar la mano o un abrazo. Y también le hace bien al otro…” Todos estamos esperanzados en que pronto volverán estos tiempos de miradas, abrazos….